Imaginar que una tarde, sobre las 19:30 de un julio cualquiera, estáis paseando por un bosque hermoso y tranquilo, hablando de vuestras cosas, mirandoos como el primer día, sintiendo vuestros besos. Os sentáis en el suelo, al lado de un árbol, os reís, hacéis planes de futuro, os apoyáis el uno en el otro y dejáis que pasen los minutos mirando la puesta de sol. Al día siguiente, todavía con la resaca de haber vivido un momento especial ayer, descubrís que alguien ha tomado fotos, sin saberlo, y ha capturado todos esos instantes con naturalidad.
PARA MI ESO ES UNA PREBODA PERFECTA.