Contar una historia a veces implica acudir al lugar donde ocurren las cosas todos los días. Este es el caso de este trabajo en el que acudimos a casa de Esther para verla con sus cosas un día normal. Merendar, jugar con su hermana, dibujar un ratito o disfrazarse, todo eso contado de un modo muy sencillo y natural hace que este álbum se convierta en un recuerdo real que seguro, cuando pasen los años, agradecerá tener.