Uno de esos temas que siempre abre debate entre los que nos dedicamos a la fotografía de bodas es la vestimenta del fotógrafo. ¿Qué me pongo para ir a trabajar a una boda?
Una Boda exige cierto decoro en la indumentaria, eso es más que obvio, pero qué hay del que está allí para trabajar. ¿Debe parecer un invitado más o por el contrario destacar para ser más visible para los novios? ¿Debe sacrificar comodidad a favor del protocolo?
Como siempre a modo de opinión personal dedico estas lineas que seguro más de uno comparte y quizá más de otro disiente.
No me gusta destacar, pero tampoco ser invisible. No creo que haya que vestirse como un invitado más en las bodas. No estamos invitados al acto, solo lo compartimos con el resto de personas mientras desempeñamos nuestro trabajo. Por eso prefiero tonos oscuros, sin corbata, y en verano incluso sin americana. Debemos ser respetuosos con los novios y revisar lo que nos ponemos, pero sin demasiados excesos. Una camisa oscura, un pantalón pitillo también oscuro y unos zapatos suele ser mi uniforme más utilizado. En ocasiones me permito la licencia de llevar una camiseta, pero en este caso siempre irá acompañada de una americana. La idea es no destacar demasiado hacia ninguno de los dos extremos, mantenerse en territorio neutral.
¡Pero estamos trabajando! Debemos ir muy cómodos.
Es más que habitual escuchar eso. Al fin y al cabo en una boda pasamos cerca de 11 horas moviéndonos sin parar, corriendo o incluso tirándonos por el suelo. – Puede que hasta mejore mi trabajo si no me duelen los pies. – Eso es verdad, pero no por ello debemos ir en zapatillas. En el termino medio está la clave y dar con una equipación que baile entre el decoro y la comodidad es básico en nuestra profesión.
Además hay que tener muy presente que en algunas iglesias y salones exigen cierto protocolo, incluso corbata, es por ello un buen consejo investigar previamente estas excepciones para que no nos pille por sorpresa.
¡Voy a aprovechar para anunciarme!
Existe también la posibilidad de grabar en nuestra camisa o americana el nombre comercial del fotógrafo. De esa manera todos los invitados pueden ver mientras trabajas cómo te pueden localizar en caso de necesitarte.
En este punto la opinión suele estar muy dividida, pues hay quien lo ve como un aporte más para darte a conocer y quien lo percibe como inapropiado, forzado o que resta profesionalidad. Yo personalmente me decanto por lo segundo. Al fin y al cabo no estamos allí para vendernos. Existen muchas otras maneras más elegantes para promocionarse durante una boda y que no son tan agresivas. Con un libro de firmas, algo útil y bonito para los novios, nos damos a conocer, o con el famoso «same day edit», que siempre es una gran sorpresa para los recién casados y que de un modo mucho más sutil habla indirectamente de nuestro trabajo.
En definitiva, una cuestión que abre muchas opciones y muchas opiniones y todas casi siempre igual de validas. Yo aquí he querido expresar la mía. Y tu ¿qué opinas?
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Estoy muy de acuerdo con lo que dices!!