Ya hace algún tiempo decidí comenzar con un proyecto personal. Había estado viendo que otros fotógrafos de boda incorporaban a sus webs algo que llamaba Boudoir. El estilo variaba según el fotógrafo que lo trabajase, pero en todos había un elemento común, la mujer y su sensualidad. Y curiosamente, para mi, esa característica no era la que más peso tenía para emprender el proyecto, me atraía, más bien, por la multitud de opciones que se abrían ante mi con los elementos que más me gusta trabajar: luz natural y espontaneidad.
Si bien la palabra francesa Boudoir significa tocador, y en origen las sesiones con ese nombre hacían referencia a ese espacio íntimo reservado a la mujer en su habitación, relajada y sensual que posa para si misma o para un imaginario espía, en la actualidad el concepto abarca muchas otras situaciones. No hay más que poner boudoir en google, ver imágenes y darse cuenta de lo que digo.
Yo tuve muy claro desde el principio cual iba a ser mi leitmotiv. NATURALIDAD.
A fin de conseguir ese objetivo me vi obligado a cumplir una serie de normas.
1- Siempre luz natural. Busco localizaciones con grandes ventanales, espacios amplios para poder moverme desde la distancia sin invadir demasiado el espacio vital de la modelo. Una habitación de hotel, una casa particular o incluso la casa de la propia modelo, cualquier lugar es bueno siempre que la luz entre fácilmente en la estancia. La hora del día es importante aunque trabajemos en interiores. En ocasiones me he apoyado con algún reflector, pero en muy raras situaciones.
2-Modelo no profesional. Busco la máxima naturalidad y las modelos profesionales tienden a posar incluso cuando se les pide que no lo hagan. En ocasiones esto te puede venir bien, pero para el tipo de proyecto que pretendo prefiero que la modelo se comporte como lo haría cualquier otra chica. Su mirada, sus gestos, sus posiciones tienden a ser imperfectas y eso llega a ser muy hermoso.
3- Máxima comodidad para la modelo. Mi prioridad como ya he dicho es la naturalidad. Jamas se podrá conseguir si la modelo se siente incomoda. Por ese motivo pido a las chicas que ellas mismas se elijan la ropa con la que quieren salir. Tan solo les doy unas directrices del estilo que imagino y ellas, en una gran maleta, traen lo que creen que busco y lo que más les gusta de su armario. Siempre se sentirán más cómodas si es algo que conocen y saben que les sienta bien. Tampoco suelo trabajar con una maquilladora ni peluquera, solo si la modelo lo pide, ya que muchas de ellas prefieren arreglarse a su manera. Y yo también lo prefiero, pues es garantía de que confiarán más en ellas mismas, se sentirán guapas y el resultado en las fotos será el más natural posible.
4-Divertirme. Tiene que haber en todo momento un buen ambiente de trabajo, sin presiones ni prisas. Trabajo siempre solo y voy rápido disparando, sin demasiadas esperas. Previamente he visitado la localización y se donde disparar. Tan solo pongo a la modelo en el lugar idóneo y le pido que piense en sus cosas o intento hacer que se ría. Hay unos primeros 15 minutos de romper el hielo, por eso nunca empiezo en la localización que más me gusta. Pasado ese tiempo se olvida que estoy y se convierte en la modelo que busco, natural y distraída, sensual e involuntariamente provocadora.
Continuo trabajando en este proyecto que a priori no tiene fecha de caducidad persiguiendo esa belleza innata que se oculta tras lo imperfecto, a veces mucho más hermoso que la propia perfección.
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